El concurso de acreedores se define como un procedimiento judicial al que se pueden acoger tanto las empresas como las personas físicas debido a una situación de insolvencia, o en otras palabras, cuando se encuentran en una situación en la que no pueden hacer frente a los pagos ni pagar las deudas a sus acreedores.
En términos sencillos, entender en qué consiste el concurso de acreedores permite a las empresas o particulares preparar una estrategia para manejar sus deudas. Es un proceso esencial cuando las deudas se vuelven insostenibles, ya que facilita la negociación con los acreedores y puede salvar el negocio de una liquidación total.
En el caso de las personas físicas y los autónomos, pueden recurrir a la Ley de la Segunda Oportunidad para lograr la exoneración de sus deudas.
El concurso de acreedores se compone de cinco etapas, pero no siempre se llevan a cabo todas. Cada concurso tiene su propio camino.
El proceso comienza con la solicitud de concurso ante el juzgado competente. Esta solicitud puede ser presentada tanto por el deudor (concurso voluntario) como por los acreedores (concurso necesario). El juzgado evaluará la situación financiera del deudor para determinar si existe una situación de insolvencia.
Una vez declarado el concurso, se abre la fase común, en la cual se analizan y clasifican las deudas del deudor. Durante esta fase, se designa a un administrador concursal que supervisará todo el proceso y elaborará un informe detallado sobre la situación financiera del deudor, incluyendo una lista de acreedores y sus respectivas deudas.
En esta fase, se busca alcanzar un acuerdo entre el deudor y sus acreedores. El convenio puede incluir quitas (reducciones de deuda), esperas (aplazamientos de pagos) u otras modificaciones en los términos de pago. Si se alcanza un acuerdo, el juez lo aprueba y se convierte en vinculante para todas las partes.
Si no se llega a un acuerdo en la fase de convenio, se procede a la liquidación de los activos del deudor. El administrador concursal se encarga de vender los bienes del deudor y distribuir el dinero obtenido entre los acreedores según el orden de prelación establecido por la ley.
Finalmente, se evalúa la conducta del deudor para determinar si ha habido mala fe o actuaciones fraudulentas que hayan contribuido a la insolvencia. Si se detectan irregularidades, se pueden imponer sanciones al deudor o a sus administradores.
Concurso que termina en convenio Este tipo de concurso concluye con un acuerdo entre deudores y acreedores. La Ley Concursal favorece esta opción por su eficiencia y economía procesal, permitiendo soluciones beneficiosas y, en algunos casos, evitando la calificación del concurso.
Concurso que termina en liquidación Cuando no es posible llegar a un convenio, se procede a la liquidación. En esta fase, se vende el patrimonio del insolvente para pagar las deudas según un orden establecido. La liquidación lleva a la calificación del concurso y puede extinguir ciertas obligaciones, como las de alimentos o la personalidad jurídica de empresas.
Concurso fortuito Se considera fortuito cuando la insolvencia no es culpa del deudor ni de personas relacionadas. Esta calificación no implica sanciones adicionales para el deudor.
Concurso culpable Un concurso es culpable si la insolvencia fue causada o empeorada por el deudor o personas relacionadas, o si se obstaculiza el proceso. Esta calificación conlleva sanciones, como inhabilitaciones o la obligación de indemnizar daños.
Concursos propios Son aquellos que siguen todos los procedimientos establecidos en la Ley Concursal.
Concursos impropios Incluyen procesos como:
El concurso de acreedores voluntario es solicitado por el propio deudor cuando anticipa que no podrá cumplir con sus obligaciones de pago. Este tipo de concurso se caracteriza por la voluntad del deudor de solucionar su situación financiera de manera ordenada y con la colaboración de sus acreedores.
El deudor puede solicitar un concurso de acreedores voluntario en las siguientes situaciones:
Si estás considerando solicitar un concurso de acreedores, aquí tienes algunos consejos útiles:
El concurso de acreedores es una herramienta legal importante para resolver situaciones de insolvencia. Ya sea que se trate de un concurso voluntario o necesario, es fundamental entender el proceso y buscar el asesoramiento adecuado para gestionar adecuadamente la situación. En Repagalia, podemos ayudarte a navegar por este complejo proceso y encontrar la mejor solución para tus necesidades financieras.
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